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Desarrollo rural en el Oriente de Antioquia

 

Autora: Ana María Carmona

El Oriente antioqueño se ha caracterizado por ser una región en la que confluyen diversas formas de percibir las relaciones políticas y económicas, aún cuando se le ha determinado desde escalas superiores una función importante dentro de las relaciones económicas: ofertas de empleos derivados de las diversas industrias que habitan la región, así como la función de ser despensa agrícola para regiones vecinas, incluyendo la capital del departamento.

 

Teniendo características que hacen de ella una región rica en las diferencias: climas, paisajes, flora, fauna, formas de habitar el territorio por parte de las comunidades… es evidente el hecho de que no siempre los diversos grupos sociales tienen acuerdos mínimos frente a cómo se concibe ese espacio vivido.

 

El caso de las ideas que sobre desarrollo rural, planeación regional y políticas públicas se puedan encontrar, demuestran las diversas formas de pensar de quienes se involucran en este asunto en la región. Los diferentes sectores sociales consultados desde el proyecto (expertos en las dinámicas regionales, las secretarías de la Umata, los secretarios municipales de agricultura, las familias de campesinos que habitan diversos puntos del oriente antioqueño) conciben el desarrollo rural desde diferentes enfoques.

 

Estos se podrían resumir, de acuerdo con la información recolectada, en dos formas principales de concebir las relaciones en el contexto rural:

 

Por un lado, se encuentra la postura de quienes ven las potencialidades económicas de la región con la intención de intervenir en ellas. Desde esta visión, se pretende lograr una construcción espacial del campo como industria, de la que es posible extraer diversidad de materias primas para ofrecer al mercado mundial. Esta sería la realidad que históricamente se ha vivido en este ámbito regional, donde gran parte de la planeación y las políticas agrarias llegan de manera poco contextualizada, acomodándose al interés de quien puede ver en el campo un modelo de empresa, por medio de los diferentes programas y proyectos que se han llegado a incentivar.

 

En segundo lugar, se encuentra una visión que es concebida especialmente por las personas que habitan en las veredas, quienes tienen una experiencia vivida de sus espacialidades. En ellas es posible evidenciar de manera más directa una concepción del campo como escenario de vida, en el que se hace urgente construir desde los procesos comunitarios autónomos una visión propia del “desarrollo”, muy cercana a lo que se denomina como el “buen vivir”.

 

Algunos de los planes y proyectos que se incentivan desde el nivel nacional son apropiados por parte de organizaciones que buscan adecuarlos al contexto donde deben ser “aplicados”; esta labor es muy importante para el proceso de reconocimiento y autogestión comunitaria, para la creación de formas propias de concebir la planeación y el desarrollo. 

Grupo Medio Ambiente y Sociedad,

Universidad de Antioquia

Medellín, Colombia

© 2014-2016

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